
MURIÓ LA REINA ISABEL II DE GRAN BRETAÑA A LOS 96 AÑOS
La monarca británica falleció en el castillo de Balmoral, en Escocia. Fue coronada el 2 de junio de 1953. Mientras estuvo en el trono, vio pasar a 15 primeros ministros y 7 papas.

Conmoción mundial. El Palacio de Buckingham anunció este jueves 8 de septiembre la muerte de la reina Isabel II de Inglaterra. La monarca de 96 años falleció en el castillo de Balmoral, en los Highlands de Escocia, rodeada de sus familiares más cercanos. En las últimas horas habían viajado de urgencia hacia allí su hijo Carlos, y sus nietos William y Harry.
“La Reina murió pacíficamente en Balmoral esta tarde. El Rey y la Reina Consorte permanecerán en Balmoral esta noche y regresarán a Londres mañana”, publicó la familia real en Twitter.
Un dato alcanza para mostrar la dualidad que afrontó toda su vida la reina más longeva del mundo y la mujer. Isabel, para los que la amaban Lilibet, celebraba sus cumpleaños cada 21 de abril; Isabel II, para todos Su Alteza Real, festejaba su cumpleaños el segundo sábado de junio ya que la tradición la obligaba a coincidir con el desfile del Trooping the Colour. Una persona, dos cumpleaños.

Isabel Alejandra María fue la primogénita del entonces príncipe Alberto y su esposa Isabel. La beba nació por cesárea en 1926 y creció tranquila en la residencia de White Lodge. Muchos años después como reina habitaría en el Palacio de Buckingham con sus 775 habitaciones y pasaría los fines de semana entre el castillo de Windsor, el de Balmoral, el de Holyroodhouse en Escocia o su casa en Irlanda, el castillo de Hillsborough.
Isabel II subió al trono británico el 6 de febrero de 1952, pero la coronaron el 2 de junio de 1953 en la Abadía de Westminster. La imponente ceremonia la presenciaron ocho mil invitados y casi 27 millones de espectadores la vieron por televisión.
La monarca no lo sabía pero comenzaba el reinado más largo del mundo. La coronaron en una nación que en ese momento contaba con unos 50 millones de habitantes que vivían una sociedad con una fuerte diferencia de clases, donde los asesinos eran condenados a la horca, ser homosexual era ilegal y la inmigración masiva no existía.

En sus 69 años en el trono, Isabel II vio gobernar a 15 primeros ministros, 13 presidentes de Estados Unidos y 7 papas. Llegó al trono cuando Winston Churchill ocupaba la residencia oficial de Downing Street, Iósif Stalin estaba en el Kremlin, y Harry S. Truman en la Casa Blanca. Se va cuando la URSS ya no existe, un presidente de color llegó a Washington y un argentino es Papa.
La princesa que escribía largas cartas en papel se convirtió en una fan de la tecnología. En 1976 cuando internet era una posibilidad pero no una realidad mandó un correo electrónico por primera vez. En 1997 lanzó la web de la familia real. En 2011 hizo el primer streaming en directo en YouTube con la boda de Guillermo y Kate Middleton. Con la boda de Harry y Meghan Markle empleó una multiplataforma Twitter, Facebook y YouTube.
Pero además:
Mientras era princesa dio a luz a Carlos, su primogénito y heredero al trono. Dos años más tarde llegó Ana. Dejó su crianza en manos de institutrices porque recién coronada debió realizar una larga gira protocolar. Casi diez años después, llegó Andrés, su tercer hijo nació el 19 de febrero de 1960. Cuatro años después, el 10 de marzo de 1964, alumbró a su cuarto y último hijo, el príncipe Eduardo.
Como madre hizo silencio pero como reina incentivó a su hijo primogénito para que se casara con Lady Diana, la mujer que le convenía pero no de la que estaba enamorado. El matrimonio terminó en escándalo y divorcio.

En 1992 afrontó públicamente las separaciones de tres de sus hijos Carlos, Ana y Andrés y el incendio del castillo de Windsor. Lo llamó el “annus horribilis”. El único de sus hijos que no se divorció es Eduardo, que se casó con Sophie Rhys-Jones en 1999.
La reina Isabel II tiene 8 nietos, dos por cada hijo, y 12 bisnietos, que se dirijen a ella como “Gan-Gan” (quizá de great-granmother, bisabuela en inglés), pero que a pesar de ser parientes directos, no todos cuentan con un título real. Solo William, el hijo de Carlos y Lady Di, segundo en la línea de sucesión al trono es el nieto con más responsabilidades.

Se convirtió en la reina británica más antigua superando a su tatarabuela la reina Victoria, que tenía el récord a los 81 años.
Reinó en 16 naciones, es decir a 139 millones de personas que viven en los países de la Commonwealth, entre ellos Canadá, Australia, Las Bahamas, Belice y Nueva Zelanda.
Durante su reinado se fueron promulgadas 3500 leyes por el Parlamento. Asistió a todas las aperturas del Parlamento excepto en 1959 y 1963 cuando estaba embarazada de sus hijos el príncipe Andrés y el príncipe Eduardo respectivamente.

Su figura fue interpretada en al menos 100 películas y programas de televisión.
Presidió más de 600 ONG dentro del Reino Unido que abarcan desde el apoyo a jóvenes hasta la preservación del ambiente y la fauna. En su reinado confirió más de 404.500 galardones y honores y posó para 129 retratos oficiales.
En un año promedio, la reina organiza más de 50.000 banquetes, almuerzos, cenas, recepciones y fiestas en los jardines del Palacio de Buckingham. También es anfitriona de más de 8.000 personas.
Pionera del feminismo organizó los primeros eventos solo para mujeres llevados a cabo dentro del palacio de Buckingham.
Fue la monarca que apareció en el mayor número de monedas. Su rostro figura en el dinero de 35 países, supera a su padre, que estaba en las monedas de 19 naciones, y a su bisabuela la reina Victoria, en las de 21.
Fue la primera soberana británica que, ante las críticas, optó por pagar impuestos y abrió al público el palacio de Buckingham.
Lilibet fue la única ciudadana británica sin permiso para opinar de política, votar, postularse a elecciones ni tener pasaporte pero aún sin pasaporte Isabel II fue la reina que visitó más de 100 países, la figura principal de la Iglesia en Inglaterra y la que jugó un papel ceremonial relevante en el gobierno del Reino Unido.
Al cumplir 21 años dijo: “Declaro que toda mi vida, sea ésta larga o corta, estaré dedicada a vuestro servicio”. Por eso jamás tuvo intención de cederle su lugar a Carlos, que se transformó en el heredero eterno.
Toda su vida defendió a rajatabla “lo primero es la obligación, lo primero es el país” por eso cuando el entonces primer ministro David Cameron, dijo que la monarca era “un ancla permanente, soportando las tormentas y sustentándonos en la certidumbre” ni el más acérrimo republicano se atrevió a contradecirlo. Su nieto, el príncipe William, siempre la sintió como un ejemplo de “deber y compasión” y de lo que él llama “su sentido innato de calma y perspectiva”.
El país en el que nació Lilibet no es el mismo donde muere Isabel II. Cambiaron las estructuras políticas sociales, económicas y culturales, pero en tiempos inciertos y de cambios constantes, la reina Isabel mantuvo su rutina invariable y siempre antepuso su responsabilidad como monarca a sus deseos personales. Tanto que cuando las cosas van mal, los ingleses no dudan en maldecir al gobierno, pero cuando van bien gritan orgullosos ¡Dios salve a la reina!
Texto: Susana Ceballos